viernes, 12 de diciembre de 2014

¡QUÉ SUERTE!: ¡UNA LIEBRE ENCAMADA!

Un pastor de la laguna de Gallocanta me habló de las liebres. Que se encamaban en el suelo, haciendo un hueco, una cama en la que se agachan. Y me contó que él las cogía vivas. Que les ponía el pie encima con cuidado, que las pisaba sin hacerles daño. Y que luego, después, las soltaba.
Y yo entonces dije: "Pues a ver si vemos nosotros una liebre así".
Mi padre y Roberto me dijeron que eso era muy difícil de ver y de encontrar.
Pero ese mismo día, qué casualidad, yendo con el coche por un monte vimos a lo lejos una liebre. Estaba fuera de la pista para que no se le viera. Poco a poco nos fuimos acercando. Y ella poco a poco se fue agachando, camuflándose.
Le estuvimos haciendo fotos. Mi padre con su cámara (foto de arriba) y yo con la mía que es una compacta (las de abajo).
La tuvimos muy cerca. Me dijeron que intentara ir a cogerla. Pero no pude. Se escapó. Al hacer tantas fotos, se entero e hizo "fiuummmm"... y salió corriendo.

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